Hola, soy tu
anestesista, y voy a cuidar de ti.
Probablemente es la
primera vez que nos veamos, tanto si estás por una urgencia en
quirófanos o si estás programado desde hace meses. Lo más probable
es que el anestesista que te vio en la consulta no sea yo, sino uno
de mis compañeros, que te hizo un montón de preguntas y te miró
bien de arriba a abajo hasta que se aseguró de que sabía todo lo
necesario para que podamos tratarte de la mejor forma y preveer todo
lo que pueda pasar, para que tú, no tengas ningún problema. Y mi
compañero, lo anotó todo, ordenada y minuciosamente para que yo,
que te voy a ver ahora me lo haya estudiado antes de vernos.
Así que es la
primera vez que nos vemos, pero yo ya te conozco. Se que una vez
tuviste una faringitis que te dejó tocada la garganta, o que una vez
te operaron del dedo meñique del pie. Sé que te tomas todos los
días las pastillas de la tensión, o para la diabetes. Sé que te
pone muy muy muy nervioso o nerviosa los espacios cerrados o que
tienes insomnio. Se todas estas cosas porque mi trabajo es ni más ni
menos, que cuidar de ti. Desde el momento en que entras en las salas
verdes del palacio de los quirófanos hasta que te vuelves a tu
habitación con los que te quieren. Somos tu família, durante el
tiempo que estás en este país estéril, eres lo que más nos
preocupa. Así que no tengas miedo.
Sé que estás
asustado, o asustada. Tanto si es la primera vez que te operas de
algo como si ya es la sexta vez que vienes por nuestra casa.
También entiendo que pone los pelos de punta ver a tanta gente, gente que no conoces de nada, que todos van de verde, con pijamas enormes y esos gorros tan raros, gente que deja de ser persona, y se pone esas mascarillas de aliens o de malos de pel·lícula. No importa que tengas cuatro añitos o que tengas ochenta. Da miedo entrar a un quirófano. Da miedo pensar en todo lo que podría pasar. Todo lo que podría salir mal. ¿Y si sangro demasiado? ¿Y si no puedo respirar bien? ¿Y si no se me duermen las piernas y siento dolor en la operación? ¿Y si me despierto y no me puedo mover? Esos miedos, terrores nocturnos, de película de terror, son normales, son totalmente comprensibles. Pero tienes que confíar en que me he dedicado a preveer todas esas posibilidades para que tú puedas olvidarte de ellas. Mi trabajo eres tú. No es tu enfermedad. No es tu pierna rota. O tu corazón enfermo. No es tu apéndice. O tus cataratas. No me preocupa solo que te dejes de operar. Me preocupa que estés bien.
También entiendo que pone los pelos de punta ver a tanta gente, gente que no conoces de nada, que todos van de verde, con pijamas enormes y esos gorros tan raros, gente que deja de ser persona, y se pone esas mascarillas de aliens o de malos de pel·lícula. No importa que tengas cuatro añitos o que tengas ochenta. Da miedo entrar a un quirófano. Da miedo pensar en todo lo que podría pasar. Todo lo que podría salir mal. ¿Y si sangro demasiado? ¿Y si no puedo respirar bien? ¿Y si no se me duermen las piernas y siento dolor en la operación? ¿Y si me despierto y no me puedo mover? Esos miedos, terrores nocturnos, de película de terror, son normales, son totalmente comprensibles. Pero tienes que confíar en que me he dedicado a preveer todas esas posibilidades para que tú puedas olvidarte de ellas. Mi trabajo eres tú. No es tu enfermedad. No es tu pierna rota. O tu corazón enfermo. No es tu apéndice. O tus cataratas. No me preocupa solo que te dejes de operar. Me preocupa que estés bien.
Quiero que sepas que
voy a estar contigo. Desde que entres por la puerta, hasta que
vuelvas a salir. Seguramente te voy a preguntar como te llamas en
casa, y te voy a llamar igual, porque no eres un número, eres mi
persona favorita en este momento, y quiero que te sientas como en tu
lugar seguro. Tienes que saber que no solo voy a anestesiarte para
que no sientas dolor, recuerda que puedes confiar en mí. Que si
quieres llorar, puedes hacerlo. Si quieres que te de la mano,
recuerda que no me voy a apartar de la cabecera de la camilla durante
toda la operación. Puedo estar dándote la mano el tiempo que haga
falta. Voy a preocuparme de que estés tranquilo o tranquila, de que
no te duela la horrible, horrible, horrible (larga, e incómoda)
postura de esas camillas de quirófano. Y voy a estar vigilando que
todo vaya bien. Puedes preguntarme cómo va la operación. Y si estás
dormido o dormida, cuando te despiertes puedes tener algo claro: Tu
família del quirófano seguirá contigo.
Lo más importante
es que sepas que no estás en un lugar extraño, rodeado de
desconocidos. Estás en tu casa, la gente de aquí se esfuerza en
trabajar por la gente que viene a vernos de visita. Y aunque no nos
hayamos visto antes, puedes apostar a que no voy a olvidarme de ti en
una temporada. Porque lo más importante para mí, lo que me hace
feliz, es cuando sales de la operación y me dices: Estoy fenomenal!
No me he enterado de nada!
Porque mi trabajo es
ser invisible. Mi trabajo es que no se note que he estado trabajando
como una loca durante varias horas para que todo esté bajo control.
Porque me largo con el sufrimiento a entretenerlo y despistarlo para
que te deje en paz mientras yo esté presente. Soy el caballero que
protege la puerta de tu armario para que no salgan monstruos.
Hola, soy tu
Anestesista, voy a estar contigo todo el rato, porque quiero cuidar
de ti. Venga, sonríe, ¡que en un ratito, te vas a casa!
Genial, mira que eres rebonica!! :D
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