La soja se trata de
uno de los mejores aportes de proteínas de origen vegetal. También nos aporta
sales minerales, oligoelementos y otras enzimas que solo podemos extraer de los
vegetales. Desde siempre ha sido un alimento de tradición oriental y hoy en día
sigue siéndolo, pero en el mundo actual, que tiene una globalización en todos
los aspectos cada vez más desarrollada, la soja se ha expandido por todo el
planeta.
Las nuevas industrias de producción masiva y las técnicas de
distribución también han colaborado en la difusión de este alimento y esto ha
mejorado su consumo en occidente. La
soja se consume tanto natural (aunque no resulte muy cotidiano para los
occidentales) como también en salsas, aceites y productos dulces, también puede
tomarse como sustituta de la carne,
motivo por el que recibe el nombre de carne
vegetal. Su valor nutricional es
algo que resulta incuestionable, y los estudios que se han realizado sobre su
papel como precursora de las hormonas
la han puesto en un lugar muy elevado cuando se trata de aconsejar a personas
que tengan disfunciones endocrinas
como pueda ser las personas mayores, sobretodo las mujeres que entran en la menopausia. Los glúcidos presentes en
la soja no contienen lactosa, y son
perfectos para los intolerantes a la
lactosa. Y por eso los derivados de
la soja (leche, yogures…) están indicados para esta afección.
Como comentábamos antes, la carne vegetal, tiene una concentración de proteínas muy alta, y
además su valor biológico es óptimo.
El valor biológico se trata en los aminoácidos que componen sus proteínas
y lo que se parezcan a los necesarios para construir nuestras proteínas. Esto
es ideal para las personas que optan por la comida vegetariana, pero también para deportistas, dietas estrictas y gente que tenga que
cuidarse. Contiene muy pocas grasas y además, estás son buenas. Por
esta razón resulta excelente para la gente que ha de controlar su colesterol o su azúcar.
La soja también
nos aporta muchísimo hierro, de
manera que es un apoyo en los casos de déficit de este nutriente, aunque
desgraciadamente no es tan biodisponible como el que proviene de los animales.
Pero si asociamos la soja a otro tipo de legumbres o de verduras frescas verdes
e incluso con los cereales, podría llegar a cumplir el cupo de requerimientos nutricionales. Para los
deportistas, además, resulta perfecta, ya que si unimos lecitina de soja con el ejercicio
físico aeróbico regular, caerán drásticamente los valores de colesterol, y mejorará las patologías relacionadas con
este problema, incluso pudiendo prescindir de la farmacología, que tiene
efectos secundarios desagradables. Dada como ayuda con los medicamentos para el
colesterol excesivo, si no
eliminarlos, ayuda a disminuir las dosis necesarias, y mejora el pronóstico de riesgo cardiovascular.
También ayuda en la prevención
del cáncer ya que los estrógenos vegetales que hay en la soja ayudan a proteger de la formación de tumores (en especial el de
próstata). Como decíamos antes
también se usa mucho para la llegada a la menopausia
o incluso antes con carácter preventivo, retardando su aparición y calmando las
variaciones de temperatura típicas y el insomnio.
La soja es tan útil, que con solo 50 gramos al día podemos mejorar otros
problemas de la edad como la osteoporosis.
Se está investigando la repercusión de una dieta rica en soja contra el dolor, pudiendo llegar a utilizarse
en un futuro como vía alternativa a la
morfina, pero este es un campo que todavía queda muy inexplorado.
Disfrutemos por el momento de todo lo demás que nos ofrece está legumbre casi
mágica.
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